Adelgazar

Cuando se deja de fumar, la nicotina presente en el tabaco empieza a eliminarse del cuerpo y esto puede producir diversos síntomas entre los que están un aumento del apetito. Sin embargo, es importante entender que el simple hecho de dejar de fumar no produce aumento de peso, sino que ese aumento se produce porque la persona tiende a ingerir más calorías debido a que siente más apetito. Además, también hay factores psicológicos que pueden provocar un aumento en la ingesta de calorías al dejar el tabaco. En concreto, hay personas que sienten ansiedad o se aburren porque están acostumbradas a encender un cigarrillo cada cierto tiempo o en asociación con determinas situaciones, y al dejarlo suelen sustituir ese rito por otro que les calme la ansiedad o les entretenga. Añadiendo a eso que la persona sentirá más apetito debido a la retirada de nicotina, es muy probable que caiga en la tentación de sustituir el cigarrillo por un hábito alimenticio poco saludable (picar, comer patatas fritas, beber refrescos o alcohol, etc). Por tanto, cuando se deja de fumar es necesario ser consciente de todo esto y no caer en la tentación de cambiar los hábitos alimenticios ni de ejercicio.

Nunca debe plantearse la decisión de seguir fumando en base a un posible aumento del apetito, ya que los beneficios de abandonar la nociva adicción al tabaco superan con creces a las molestias iniciales. La única recomendación posible es dejar de fumar (ya que es un hábito que amenaza la vida y la salud) y al mismo tiempo controlar ese aumento inicial del apetito y la ansiedad. Si la adicción al tabaco es muy fuerte, el médico puede proporcionarle medicamentos (como el bupropión) para facilitarle el proceso y evitar el aumento de peso y la ansiedad.