Con frecuencia se suele pensar que para adelgazar hay que comer poco o restringir mucho los alimentos que se consumen. Nada más lejos de la realidad. Una nutrición desequilibrada puede serlo tanto por exceso como por defecto, y se puede afirmar que una persona que come poco pero inadecuadamente puede engordar más que otra que come hasta saciarse pero lo hace de forma equilibrada. El cuerpo necesita nutrirse y obtener de los alimentos las sustancias esenciales para que nuestro metabolismo funcione bien y pueda permitirnos desarrollar la actividad física (mezcla de ejercicio aeróbico y anaeróbico) sin sufrir lesiones ni causarnos enfermedades. Una persona que se nutre poco y mal tendrá su metabolismo alterado y sus defensas bajas, por lo que será propensa a lesiones y trastornos que le impedirán adelgazar de una manera saludable y duradera. Por eso es muy importante tener claro cuáles son los grupos de alimentos que debemos reducir al mínimo y cuáles debemos priorizar como base de nuestra alimentación.
Como véis en la pirámide, el grupo de alimentos coloreado de verde debe ser la base fundamental de nuestra alimentación. Los vegetales distintos de las legumbres se pueden comer hasta saciarse. Pero no debemos limitar la alimentación a ellos. Otros alimentos como el pan, arroz, patatas, legumbres y frutas nos aportarán otros nutrientes necesarios y también nos saciarán, pero debemos intentar limitar y repartir su ingesta. Los alimentos del grupo central coloreado de amarillo (como el queso, carne, pescado, yogur, etc) nos aportarán principalmente proteínas, y también es necesario comerlos y disfrutar de ellos, pero como algo especial y en pequeñas porciones. Finalmente, los alimentos del grupo rojo son aquellos que debemos evitar a toda costa, y que incluyen el azúcar, los dulces, las frituras, la mantequilla, las pizzas, los alimentos procesados, las nueces, la nata, etc.